Los detectores de incendio o detectores de humo son equipos de alta calidad, que se instalan según la normativa europea. Su función es vigilar el área de protección para detectar cualquier presencia de humo en el aire, activando una alarma acústica y/o visual que avisa de la peligrosidad de un incendio. Esto es clave para la seguridad, ya que es la forma más precoz de identificar un incendio en su etapa inicial, proporcionando la oportunidad de tomar medidas para controlarlo y evacuar la zona.

Toda la normativa sobre los detectores de incendios está registrada en el Real Decreto 513/2017.

Real Decreto 513/2017, de 22 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de instalaciones de protección contra incendios.

Algunas preguntas habituales sobre los Detectores de Incendios

Los detectores de incendio o detectores de humo son equipos de alta calidad, que se instalan según la normativa europea.
Su función es vigilar el área de protección para detectar cualquier presencia de humo en el aire, activando una alarma acústica y/o visual que avisa de la peligrosidad de un incendio.
Esto es clave para la seguridad, ya que es la forma más precoz de identificar un incendio en su etapa inicial, proporcionando la oportunidad de tomar medidas para controlarlo y evacuar la zona.

  • Detectores ópticos son los dispositivos más prácticos para incendios que se produzcan lentamente y que generen aerosoles visibles de combustión. Cuando se detecta el primer indicio de fuego, la alarma individual emite una señal auditiva o lumínica para advertir de la situación y en caso de que haya más de una habitación conectada a una central, notificar a los bomberos. Pueden ser:
    • Rayo infrarrojo: Cuentan con un dispositivo emisor y receptor para avisar cuando se opaque el espacio entre ellos
    • Puntuales o Laser: Tienen un ángulo de 90° entre emisor y receptor para activar el sensor y saltar la alarma en caso de detectar humo. Los láser son los que usan la tecnología para detectar el oscurecimiento de la cámara.
  • Detectores termo-velocímetros: Miden tanto la velocidad de aumento como su valor absoluto y son los más recomendables para ambientes donde se pueda producir una combustión rápida. No son los más adecuados para locales como almacenes, escuelas u otros espacios en los que se abran puertas y se enfríe el aire.
  • Los detectores óptico-térmicos: Combinan las tecnologías de los ópticos y de los termo velocímetros y son la mejor alternativa para aquellas instalaciones donde se pueda producir un incendio rápido y existan partículas en suspensión de un espesor considerable. Estos detectores son los más indicados para aquellos sitios donde un detector de humos puede dar dar lugar a falsas alarmas, como, por ejemplo, cocinas industriales en locales de hostelería o industriales que generan polvo en suspensión.

Los detectores optico-térmicos combinan las tecnologías de los ópticos y de los termovelocimétricos, y son la mejor alternativa para aquellas instalaciones donde se pueda producir un incendio rápido y existan partículas en suspensión de un espesor considerable. Estos detectores son los más indicados para aquellos sitios donde un detector de humos puede dar lugar a falsas alarmas, como por ejemplo, cocinas industriales en locales de hostelería o industriales que generan polvo en suspensión.

Una referencia que nunca falla para saber dónde colocar detectores de incendios es tener en cuenta cuál es la vía de escape del edificio a proteger contra el fuego.

Otra recomendación para saber dónde montar estos elementos es comenzar por los sitios donde no pueden ponerse según la normativa:

De esta forma, los detectores de incendios nunca estarán presentes en:

  • No instalar  en baños o lugares con vapor o humedad potencial.
  • No montar donde la temperatura puede bajar mucho o subir mucho.
  • No poner junto a electrodomésticos del tipo aires acondicionados.
  • No ubicarlos en lugares con mucha ventilación o corrientes de aire.
  • No situarlos en garajes o similares, porque la suciedad y los gases de los coches pueden desencadenar situaciones de falsas alarmas.
  • Cámaras frigoríficas o calderas.  No funcionan correctamente por debajo de 4ºC o más de 38ºC.

Sobre la cobertura de los detectores de incendios se habla en la Norma UNE 23007-14:2014 “Sistemas de detección y alarma de incendios. Parte 14: Planificación, diseño, instalación, puesta en uso y mantenimiento”; también en la Regla Técnica para Diseño e Instalación de Sistemas de Detección
Automática y Alarma de Incendios.

En relación con el concepto de la protección por detector, ambas normas indican de manera clara, como siempre han hecho, cuál debe ser la superficie máxima cubierta por un dispositivo de detección. Este parámetro se conoce como “superficie monitoreada“ o “área de vigilancia“.

Esta área varía dependiendo del tipo de tecnología usada, la altura y el ángulo del techo, y el tamaño del recinto a proteger.

RT3–DET

RT3–DET toma en cuenta el riesgo inherente al empleo del recinto vigilado, aplicando un “factor de riesgo“ K, igual o menor que 1, lo que reduce el área monitoreable por detector en locales de gran peligro. En ambos casos es una práctica común en el diseño, para calcular el número de detectores a instalar, dividir el área a resguardar entre la cobertura aceptable por detector teniendo en cuenta las condiciones mencionadas.

Aun así, el tema es más complejo. Existe un importante parámetro a tener en cuenta para los detectores puntuales, que es la distancia entre el detector y cualquier punto del techo o cubierta. Está claro que, para que un detector se active frente al humo o calor en un lapso razonablemente corto, debe encontrarse a una distancia razonablemente pequeña del origen del fuego, y ese es el objetivo que procura salvaguardar la norma con dicho parámetro.

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